CONDOMINIO SOMOS TODOS

  
 CONDOMINIO SOMOS TODOS
Condominio suele referirse a un bien común indivisible, una propiedad compartida entre varias personas que en conjunto conforman una comunidad con iguales deberes y derechos sobre el bien compartido. La comunidad en general delega transitoriamente en un número reducido de copropietarios funciones de administración, reglamentación y cuidado de los bienes comunes.
Vivir en comunidad no es nada fácil. Aceptar y tolerar voluntades diferentes es una tarea algo complicada, sin embargo, a través del dialogo, tratar de escuchar y entender al otro, es el camino para encontrar una solución viable para el bien de todos. Escuchar a los demás es cultivar la tolerancia y la paciencia. 

El ser humano por naturaleza siente la necesidad de relacionarse, ser parte de una comunidad, de agruparse en familias, con amistades u organizaciones sociales. Es la necesidad de sentirse conectado y aceptado dentro de la propia familia y la comunidad. Esta satisfacción de sentirse parte integrante de un grupo; constituye el sentido de pertenencia. 

Pertenecer a una comunidad es una actitud consciente y voluntaria en quienes se identifican con sus valores, creencias y normas sociales. Es una conducta activa al individuo que está dispuesto a defender su grupo y a manifestar su adhesión, apoyo o inclusión a la comunidad de manera público

Este sentimiento de pertenencia, mucho más allá del mero hecho de integrar un grupo, implica toda una identificación personal, la generación de vínculos afectivos, la adopción de normas y hábitos compartidos, y un sentimiento de solidaridad para con el resto de los miembros.

Para pertenecer es necesario abandonar la individualidad, la soberbia y desarrollar la humildad, porque la humildad nos permite conocer las virtudes y debilidades propias. Nos permite saber en que podemos ayudar y dejar que nos ayuden, conocer de nuestra abundancia y nuestras carencias. El humilde manifiesta gestos sencillos como una sonrisa, una palabra de aliento, una demostración de afecto que todos necesitamos. El humilde sabe escuchar e interpretar el sentir del otro, mientras que la soberbia aísla al ser humano.

Saber escuchar, saber entender, ser receptivos, cercanos y sinceros; son características que definen a las personas humildes. Esas que tanta confianza nos aportan y donde debemos buscar a los verdaderos vecinos. La persona humilde respeta a quienes piensan de un modo distinto y no intentan imponer su punto de vista. Son colaboradoras en función del bienestar de la comunidad a la que pertenece. Luchan por el bienestar del grupo que es el bienestar de si mismo. 

En estos momentos de dificultades, necesitamos menos crítica y más ayuda, menos problemas y más soluciones. El condominio somos todos y juntos debemos de luchar para vencer las dificultades que la vida nos depara.

Ramón Graff Rojas 






  

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